Sunday, September 13, 2009

J

Mayo

Otra vez en el proceso de viaje, pero sin Gustavo. El nuevo compinche es Marcia.
Marcia es un sujeto interesante para la posteridad, en este preciso momento es un mero pendejo con carro. Pero su rol se ira desempeñando a lo que voy animándome en contar.

Conocía a Judith desde hace tres años éramos compañeros por Internet, mi identidad cibernética se rozaba con la suya. Ambos teníamos vidas fuera de la comodidad del ciberespacio y no era destinado nunca conocernos. Ella era del oeste y yo pos me encontraba viviendo en la capital para ese entonces. Hablábamos, nos embarrábamos de trivialidades de nuestra vida cotidiana. Yo siempre le pinte mi diaria realidad algo fantasiosa, soy de esos que toman el ciberespacio como una segunda oportunidad para darle algo de triunfo a la vida.

En el viaje con Marcia le contaba sobre mi breve experimentación con la cocaína y como esta droga me resbalaba el control de vida a la punta de mis dedos. Las yemas que recogían aquel polvo y causaban la desesperación…
Marcia se veía como el tipo de chico que suele adherirse a una superficie y transformarse en ella. Un tipo de camaleón adolescente. No lo veo como algo negativo, sino como una figura maleable para mi conveniencia.

Nos encontrábamos esa noche en la capital, era nuestro Man Date. Dos pendejos sacando mollero con latas de cerveza. Pero mientras íbamos subiendo aquel monte de chivo Judith me manda un mensaje de texto.
-“Estoy en San Juan”

Coño esa gringa por lo menos sabe escribir bien en los mensajes de texto. No hay nada mas que me moleste que una pendeja escribiéndome un mensaje con las patas. Por eso le contesto el mensaje y decido encontrarme con ella.
De ahora en adelante Marcia pasa a un tercer plano. Es evidente, pos ya la falda se impuso entre la noche que prometía mucha cerveza. Ahora somos tres, y cuando hay falda envuelta nosotros nos ponemos como gallos de pelea. Yo en este preciso momento me encontraba yendo y viniendo con alguien, y hoy tenia derecho a jugar al polígamo. Típico cerdo con bicho…

Nos encontramos frente a una de esas indeseables barras de gente con clase. En las que beben las hijas de aquellos cirujanos y legisladores. En las que se pasan los nenes de alta sociedad… en las que me encantaría entrar con un fusil y bayoneta para deshacer la cultura del Guaynabito.
Judith vestía de blanco… la muy santa. Se le pronunciaba un poco el delicioso escote y ya Marcia le echo la miradita. Ay que joderse, pos tomo la delantera y le echo el brazo. Siento la mirada filosa tras de mi. Pero en este caso Marcia solo me hizo un cerquillo.
Caminamos por un rato para llegar al spot. En el transcurso nos fuimos familiarizando con la chica. Yo con la delantera, pos si hubiese perdido esta gesta no la estaría contando. Dentro de la barra mas barata comenzamos a sazonar una notilla. Algo no muy elevado, algo bien cotidiano. Típico jueves de picaera. Entre sorbos y pestañeos la conversación se nos iba mezclando con el alcohol y así la íbamos pasando mejor. Algo en el alcohol corroe las barreras de desconfianza y permite que mis comentarios fuera de lugar hagan un efecto positivo. Imagínese la felicidad del ambiente que Marcia se rindió con Judith y se fue a hablar con un rubión turista que busca una experiencia cultural con un idiota de Cupey.
Esto me lleva ami a seguir con mi artillería de comentarios fuera de lugar. Algún efecto estaban haciendo porque la muy desesperada iba perdiendo la compostura, y ya habíamos parado de beber.
Subrayo esto ultimo otra vez. La muy desesperada iba perdiendo la compostura y ya habíamos parado de beber. No paramos por falta de dinero sino por falta de ganas de pararse, o porque la modelito que te traía la cerveza la habían cambiado a una jincha con tetas de plástico.

Judith y yo nos fuimos de la barra olvidando a Marcia pues no tenía problema con irme por la mañana en guagua para mi casa. Judith me agarro la mano fuerte y yo la encamine para la Plaza del Quinto Centenario. Tenia suficiente alcohol en mi cuerpo para hablar mierda sobre los corderitos de la plaza.
-"Cordero sumiso y de oscuro metal que se va degradando junto con nuestra verguenza..."
-"Cómodo lugar para el ocio."

Judith era callada cuando ya estaba bebida pero su mirada llegaba al punto y eso era lo que me gustaba de ella. La bese con prudencia, pos no pensé llegar a mas de eso. Mi objetivo era encabronar a Marcia y sentirme que A. no tiene posesión de mi derecho a pasarla bien.
Pero la prudencia se quebranto y en ese mero abrazo hubo suficiente fricción para que el cuento terminara aquí.
Esos detalles crudos se los dejo a usted…

Monday, July 20, 2009

B.

Septiembre

Nos montamos en la autopista a las nueve, nuestro destino era hacia el oeste. Nada muy lejos, era uno de esos pueblos después de Bayamón pero antes de Arecibo. Me buscaron en Plaza y entre comidas y bembeteos se nos hizo tarde. Nos bajamos de la autopista en una salida que no recuerdo bien.
Al salir de la autopista la carretera se torno en curvas y mas curvas. Para darle mas justicia a la geografía el alumbrado de la calle era pésimo. Así mismo reventamos el Impala en un pastizal. Nada grave, solo uno que otro daño cosmético al carro, así dimos reversa y buscamos a Sharon y su amiga Bianca.

Dado al problema del pendejo choque, el conductor llama a Sharon encabronao para que se ponga en la carretera que estábamos, la PR #2. Sharon le pidió pon a no se quien para que la dejara en un puesto de gasolina en dicha localidad. Al día de hoy todavía ni recuerdo si era la carretera que estoy diciendo que es.
Ya en el garaje de gasolina vemos a dos chicas con ese aspecto peculiar que le gustaba al amigo mio. Nenas de Vega Baja que se parecían a una que otra comemierda de San Juan. No hubo espacio para presentarnos propiamente, solo se montaron en el carro y ya. Las instrucciones eran que yo entretuviera a Bianca mientras Sharon fuese la victima de esta noche.
De esta manera comenzamos un dialogo pendejo, sobre la rampante oscuridad de la carretera. Ahí el amigo mio comenta sobre el choque y las dos chicas se sienten algo culpables.
Coño, es que esta cabrón ir a Dios sabe donde en Vega Baja para buscar a dos nenas con guille de sanjuaneras para llevarlas al Viejo San Juan. Solo en la cabeza del pendejo amigo mio cabe tal atrocidad, seguro que yo sufro por su brillante idea. Pues se hubo que hacer un serrucho bien chévere para la gasolina.

La conversación fue algo monótona en el camino. Enrolamos un motito de camino y después muy responsablemente nos bajamos un galon de 'Free-polska'(Coca cola y vodka) que hizo el amigo mio. ¿Porque me pasaba con el? Ahora me doy cuenta que fumaba de gratis, bebía de gratis y me daba un paseo para que el muy pendejo consiguiera.

Ya en mi Viejo San Juan tenemos una nota bien nice, y asi subimos El Monte del Chivo para la callecita San Sebastian. Que memorias...
No entramos a ninguna barra porque el amigo mio no tenia identificacion, solo eramos dos pendejos de 17 años con un carro y gasolina que quemar. Sharon y Bianca estaban ya en sus veintitantos. Nos gustaban las mujeres mayores, esa era una de las cosas que yo y Gustavo compartiamos.
Ya para este momento Bianca estaba algo borracha y comenzaba a jugar con mis dedeos, desde este momento me di cuenta que no pasaría la noche solo.

Hablemos de Bianca, era una chica bonita. Se dejaba ver. Pero se le notaba en los ojos que era grandemente opacada por Sharon, su inseparable mejor amiga que le espantaba los novios. Pues, Bianca tenia una nariz algo gracioso, no hacia armonia con su cara y tenia un pelo rubio de farmacia con unas raíces color azabache. Por el otro lado Sharon, tenia el rubio de farmacia mucho mas bien cuidado, y su rostro de aspecto europeo hacia perfecta armonia con sus lentes de contacto verdes y su pelo. Bianca tenia cara de niña pueblerina, Sharon no.

LA situacion del momento nos prohibia seguir bebiendo "legalmente", estabamos en el Viejo San Juan, por lo tanto bajamos a La Perla, alcohol y mas Mafú.
Mas cervezas para alimentar la nota, y después de ese pasto perlístico que apesta a Mistolín nos separamos en parejas. Gustavo y Sharon cogieron para El Morro, de seguro fueron a meter. El choque fue grandemente exagerado de camino para San Juan y las dos muchachas terminaron cogiéndole pena al pendejo de Gustavo. Si no estuviese yo, de seguro se llevaba a las dos enredas. Ellas tenían cara de que se ponían bastante loquitas cuando borrachas.

Yo soy de esos hombres que me paso hablando mierda, y asi comencé a desmantelar a Bianca. Le pregunte donde trabajaba, que hacia y que estudiaba. Una tremenda desertora escolar sin aspiraciones ni sueños. Una de esas posibles cuponeras con ochenta hijos y cuatrocientos nietos. Estaba borracho, so decido darle mi numero de teléfono. Al sacar los celulares siento miles de miradas penetrando mi nuca.

Estos cabrones de la Perla tienen algo parecido a Dios. Te miran y te juzgan sin prejuicio. Así mismo guardamos los celulares pero, vi su teléfono lo suficiente para percatarme de algo. Una foto de un bebé en su pantalla. De seguro Bianca era de esas pendejas que le gustaban los bebes. Ella en su cara tenia algo de pendeja.
Le comento que lindo el bebé. En mi borrachera eso salio mas como un:
-"Que lindo el baby..."

Ella me contesto.
-"Ah gracias, ese es mi nene..."

Asi mismo se me cerró el roto del culo. Hay Gustavo me haz empatado con una madre soltera. Bueno mas vale que sea soltera...
Así le pregunto disimuladamente por el padre. Ella toma de mi mano y me dice que esta preso.
En este momento reconsidere toda la aventura. Pensé en largarme pa'l carajo. Pero estaba muy ebrio, y mis dedos estaban entrelazados con los de ella.
Por un momento ignore todo lo malo,y hable con ella como si nada. No la juzgue por lo que le paso y no le preste atención a su cuento. No quiero saber como una muchacha así de bonita pudo haber tenido un hijo a los 16. Ese nene debe tener edad de estar en primer grado.
Hable por un largo rato con Bianca, le conté sobre mis aspiraciones y sueños. Ella fue la primera mujer en verdaderamente prestarme atención. Había algo en ella que me gustaba, detrás de todo lo que me indicaba problemas hubo algo que me llamo la atención. Esto fue su virtud de escucharme como nunca. Su sensibilidad de madre, y su sufrimiento de criar a un hijo sola le dio tales cualidades que me acercaron a ella. Quizás ella contiene todo lo que busco en una mujer. Quizás...

Hablamos por un largo rato y nuestras manos nunca se separaron... nos dimos una que otra caricia y nos mirábamos a los ojos. Marrón... un color que significara mucho para mi.

La besé. Fue un beso breve y humedecido con los respiros nerviosos de un chico de 17 años y una madre soltera de 22. Quizás pudo haber pasado algo mas que ese simple beso... pero Gustavo termino con Sharon y la vibración en mi bolsillo me indico que teníamos que reunirnos en el Totem.


Pasaron los años y Bianca me busco, tuvimos otro beso pero este fue de despedida, conocí a su hijo, el me llamo Tío. Algo de mi le inspiro confianza a ella... En Nueva York quizás tenga un futuro con Bianca, pero mi historia no tiene un final feliz.